El hospital olía a guantes de latex y a suero. Aaron, mal herido, yacía dormido sore una camilla, bajo mi atenta y cautelosa mirada.
Dormido, con la respiracion tan pausada, tan quieto y con una expresión tan relajada parecía tan vulnerable y tan delicado. Parecia algo inalcanzable, con su forma de mirar y su cautelosa eleccion de palabras.
Me levante y fui hacía el baño. Me lave la cara con agua fría, apartando mi pelo liso que había quedado aderido a mi cara. Debía de estar soñando.
Esto no podía ser la vida real, ni por asomo. En la vida pasan cosas fascinantes sin explicacion alguna, pero lo que me estaba pasando era algo que solo había podido rozar gracias a la lectura de novelas.
No podía ser posible soñar con alguién y un par de semanas despues encontrartelo con ese andar descuidado que le daba un aire encantador.
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Nota de la autora: siento esta interrupción. Justo hoy estaba andando por la calle, con mi padre, y en la acera de en frente, un chico clavado al que soñe, era tan irreal. El cruzaba la calle, con una sudadera remangada y unos vaqueros. Hemos girado la cabeza al mismo tiempo y he notado un pichazo en el estomago. Yo he girado de nuevo la cabeza y el en cambio no, se quedo mirando hasta que el campo de vision se lo permitio, ojala me lo vuelva a encontrar, ha sido tan impresionante..... Bien, volvamos a la historia mis queridisimos lectores.
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Mire mi reflejo en el espejo de aquel baño del hospital. Examine minucioasemente mi aspecto.
Mi pelo liso, mis ojos castaños, mis pies, en mi opinion pequeños, mis labios carnosos, mis pomulos... Millones de imperfecciones en aquella cara adolescente, y aun asi, ¿porque yo? Solo tenía 14 años y me quedaban algunos meses para los 14, era bajita, aunque me quedaba aun por crecer,y la cara era demasiado redonda, aun asi, era yo, y no podía creerlo.
Una sombra apareció en el fondo del espejo, justo detras de mi. Cuando me gire, sobresaltada, encontre a un chico de pelo largo por los hombros y rizado por las puntas castaño y ojos azules oscuros. No era Aaron, de eso estaba segura.
Aaron apareció repentinamente a su lado y se lando a su cuello. Emití una exclamación ahogada y fui corriendo hacía ellos.
- ¿Quien te ha mandado? -pregunto Aaron, agresivamente.
- Nadie, estoy de vuestro lado, solo pretendo ayudaros. -dijo el otro chico, respirando con dificultad.- mi nombre es Percy.
Percy me miró de reojo, mirada que yo le devolví, con curiosidad. Aaron se levanto y se puso frente a mi, aun algo dolorido, en un amago de protegerme.
- Deverias descansar. -dije en un susurro.
- No es necesario. -contesto Aaron, sin girarse.
- Deverias hacer caso a la chica...
- Patricia. -corregí yo- Aaron, venga. -le tendi mi brazo para apoyarse y fuimos a la habitacion.
Aaron se tendio en la cama, con un gesto de dolor. Acerque mi cara hacia l, con gesto de preocupacion.
- No deverias preocuparte por mi, deverias preocuparte por ti misma. -dijo el tomendome por la barbilla y atrayendo su rodtro hacia el mio.
Apretó sus labios contra los mios, mientras percy miraba desde la puerta.